Publicado: 07 Ago 2025 | Actualizado: 22 Ago 2025

La batalla por el 4K: PS4 Pro vs. Xbox One X

En lo que refiere a las últimas generaciones de consolas ofrecidas por Sony y Microsoft se dio otro enfrentamiento en una nueva batalla por el dominio del mercado, pero esta vez, el campo de juego era la resolución 4K.

La PlayStation 4 Pro (PS4 Pro), lanzada en 2016, fue la primera en llegar con la promesa de una experiencia de juego mejorada. Un año después, Microsoft respondió con la Xbox One X, una consola que no solo prometía 4K, sino que lo hacía con una potencia bruta sin precedentes en su generación.

Ambas consolas fueron diseñadas para jugadores con televisores 4K que buscaban la mejor experiencia visual, pero lo lograron con arquitecturas, filosofías y resultados muy diferentes. Esta comparativa completa te ayudará a entender las ventajas y desventajas de cada una, y a desglosar el enfrentamiento técnico que definió el final de una era en el gaming.

Potencia y rendimiento: La ficha técnica que lo decidió todo

La diferencia más crucial y definitoria entre la PS4 Pro y la Xbox One X reside en su potencia de procesamiento. A diferencia del modelo original de PS4, que se limitaba a 1080p, la PS4 Pro fue un primer paso hacia el 4K. Sin embargo, Microsoft buscó superar a su rival con un enfoque en la potencia sin compromisos.

PlayStation 4 Pro

Aunque menos potente que su rival en esta comparativa, tenía un rendimiento notable. Los desarrolladores lograban mejoras visuales significativas, como una mayor resolución (aunque reescalada), mejores efectos de iluminación y una tasa de fotogramas más alta. Sin embargo, en un enfrentamiento directo, la Xbox One X solía tener la ventaja.

El objetivo de Sony era ofrecer una experiencia de juego mejorada sin reinventar la rueda, mientras que el de Microsoft era construir la consola más poderosa del mercado, y lo logró.

Xbox One X

Al momento de su lanzamiento fue la consola más potente del mundo. Su GPU (unidad de procesamiento gráfico) ofrecía 6 teraflops, un número que superaba con creces los de la PS4 Pro. Esta diferencia de potencia se tradujo en un rendimiento superior en la mayoría de los juegos. Mientras que la PS4 Pro utilizaba una técnica de reescalado dinámico o checkerboard rendering para simular una resolución 4K, la Xbox One X era capaz de ejecutar muchos títulos a 4K nativo.

Esta supremacía técnica significaba que los juegos se veían más nítidos, con más detalles y, en muchos casos, con una tasa de fotogramas más estable. Para los desarrolladores, la potencia de la Xbox One X les permitía crear títulos con gráficos de mayor calidad, texturas más nítidas y efectos visuales más complejos. La Xbox One X era la opción ideal para quienes buscaban la mejor calidad visual posible en su generación.

Diseño y funciones multimedia: Más allá de los gráficos

Más allá de los gráficos

Aunque la potencia era el factor diferenciador, el diseño y las funciones multimedia de cada consola también jugaron un papel importante en la decisión de los consumidores.

PlayStation 4 Pro

Su diseño era más voluminoso y menos elegante que su rival. Su chasis de «sándwich de tres capas» no era tan compacto y carecía del mismo aire premium. Sin embargo, su principal deficiencia en este apartado era la ausencia de un lector de Blu-ray Ultra HD 4K, lo que significaba que la consola podía reproducir contenido en 4K a través de streaming, pero no a través de discos físicos. Para los cinéfilos y coleccionistas, este fue un punto de inflexión.

En cambio, Sony se centró en la experiencia de juego con su servicio PlayStation Now (que permitía jugar a títulos de PS3 por streaming) y en la realidad virtual, con la compatibilidad del PlayStation VR.

Xbox One X

Sin dudas fue un prodigio de la ingeniería, ya que, a pesar de su enorme potencia, Microsoft logró crear una consola que era sorprendentemente compacta y elegante. Con un diseño minimalista en color negro, era la consola más pequeña de su generación y, al igual que la Xbox One S, tenía una fuente de alimentación interna. Esto hizo que la consola fuera mucho más fácil de ubicar en un mueble de televisión y le dio una apariencia premium.

En cuanto a funciones multimedia, la Xbox One X incluía un lector de Blu-ray Ultra HD 4K, lo que la convertía en una excelente opción para los amantes del cine en casa. Esta característica, que ya estaba presente en la Xbox One S, consolidó a la marca como un centro de entretenimiento del hogar.

La elección final y el legado de una generación

La decisión entre la PS4 Pro y la Xbox One X no era fácil, y la respuesta dependía en gran medida de las preferencias de cada jugador.

  • La PlayStation 4 Pro era la opción para los jugadores que valoraban la impresionante biblioteca de juegos exclusivos de Sony. Títulos aclamados por la crítica como God of War, Marvel’s Spider-Man y Horizon Zero Dawn se veían y jugaban mejor en la PS4 Pro, lo que la convertía en la plataforma ideal para disfrutarlos. Aunque menos potente que su rival, la PS4 Pro cumplía su promesa de una experiencia de juego mejorada y se mantuvo como la consola líder en ventas de su generación.
  • La Xbox One X era la opción obvia para los jugadores que buscaban la mejor calidad visual y el rendimiento más potente. Su capacidad para jugar a muchos títulos en 4K nativo, su elegante diseño y la inclusión del lector de Blu-ray 4K la convertían en la consola definitiva para el entretenimiento de alta gama. Además, su servicio Xbox Game Pass se consolidó como un factor decisivo en la decisión de compra, ofreciendo un vasto catálogo de juegos por una suscripción mensual.

En retrospectiva, la Xbox One X fue una hazaña de la ingeniería, un hardware superior que, sin embargo, no logró superar a la PS4 en ventas. Esto demostró que, en el mundo de las consolas, la potencia no es el único factor de éxito; el catálogo de juegos exclusivos y la lealtad de la marca tienen un peso igual o incluso mayor. La PS4 Pro y la Xbox One X establecieron un nuevo estándar de rendimiento que sentó las bases para el 4K nativo y el ray tracing de las consolas de nueva generación.

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